La frase del día

2006/06/27

Zafarrancho en el Concejo

Alrededor de las 11 de la mañana, se comunica un movilero de LT29, informando que en el concejo deliberante se había armado “la gorda”… con el gordo.
Resulta ser que el insulso Lisandro Enrico en un arranque investigativo se le ocurrió la brillante idea de cuestionar los viajes educativos y recreativos que organiza la Municipalidad, a través del Área de Juventud y tercera edad, piloteada sagazmente por el “gordo” Balzaretti.
Desde la división de investigaciones del Pulpo Negro, descubrimos que el apasionado arranque sufrido por el concejal antes citado había sido estimulado debidamente por el exuberante escote que luce habitualmente la concejal Patricia Romero, también conocida en los corrillos del concejo como “La Pato”. (Por lo menos así se le oye nombrarla a un colega suyo, habitualmente)

La historia fue así: Enrico le pide un informe a Balzaretti, con firme intención de pegarle una “apretada”, cómo se dice vulgarmente. Al recapacitar acerca del diámetro corporal del voluminoso secretario, reconsideró la situación y solicito ayuda a algunos de sus colegas, consiguiendo la adhesión vehemente de la “Pato”, y el valeroso “Tío” Meier.
Hace su aparición en escena otro personaje estrambótico, que no tenemos claro si es periodista de ocasión, escriba de solicitadas, o admirador de Jorge Viano: Fernando Coronel, que hábilmente había convocado a la reunión a padres de los pibes que habían viajado y directoras de las escuelas beneficiadas, dándose a conocer como secretario de la concejal Romero a la hora de invitar a los concurrentes.
Todo estaba preparado para freír al pobre Balzaretti, todo menos la olla de enormes dimensiones y los hectolitros de aceite necesarios, por lo cuál se conformarían con despostarlo. Para transmitir el espectáculo fueron invitados los periodistas más amigos de los desacatados.
Hasta acá todo muy lindo… pero… una vez reunidas todos los citados por el periodista independiente devenido en estratega político; la cosa se empezó a complicar para el bando de los insurrectos. Madres, padres, directoras, niños, otros concejales que se iban enterando, Josesito, bandeja en mano y hasta el propio sonidista, una vez enterados del motivo para el que habían sido citados (o sea: cocinarlo a Balzaretti) se opusieron terminantemente, rebelándose contra los tres concejales que cuestionaban el accionar del voluminoso represente Scotista. En este momento preciso, el valeroso “Tío”, dando una demostración de agilidad digna de Julio Bocca, aunque con los pantalones un tanto mas caídos, saltó de bando, al grito de frases tales cómo: “pobre muchacho, al final lo único que hizo fue sacar a pasear niños y ancianitos”.
En medio del zafarrancho contra los ahora dos concejales, hace su aparición por la puerta grande, el acusado en cuestión, el mismísimo Tomy, cargando un televisor y varios videos para demostrar su siempre dudosa inocencia.
El ambiente se cortaba con motosierra, el gordo no sabía si quedarse o volver a salir, desconociendo hasta el momento quién era el destinatario de los improperios emitidos por tan heterogénea multitud, que aullaba su enojo.
Cuándo el astuto Tomy cae en la cuenta que en realidad lo estaban defendiendo, dejó de caminar discretamente hacia atrás, puso primera e ingresó definitivamente al recinto entre palmas, aunque sin ramas de olivos, abrió la boca y, cómo una manada desbocada, salieron unas cuántas frases sospechosamente parecidas a las 20 verdades peronistas. Acto seguido, se dedicó a “cantarles cuatro frescas” a los concejales que ahora no sabían cómo defenderse de la lluvia de insultos que venían de todos lados, en medio del griterío, se alcanzó a distinguir un concejo del gordo, quién, paternalmente sugería al joven Lisandro Rudy que hiciera algo por expulsar su evidente “Bolo Lácteo” que le impedía pensar seriamente. A todo esto, el concejal Giner que por fin había encontrado su banca, creyendo que se trataba de una moción, levantó su mano y expresó con voz grave: “¡Voto Favorablemente!”. Mientras la Concejal Romero argumentaba en franca retirada (tan franca que desapareció misteriosamente del recinto), Meier le expresaba su sincero apoyo a balzaretti y Enrico, que había quedado solo como perro malo, ponía cara de no entender que había salido mal.

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